Cada vez
que alguien decía eso de “hay más peces en el mar” me entraba el cabreo. Que
si, que ya puede estar el mar repleto de peces oiga, que cuando uno se está ahogando
ni los ve. Lo que si veía claramente era su número en los contactos del
móvil. Y bastante esfuerzo hacía con no llamarle, ni escribirle, ni mirar su
Facebook… Ni consultar de dónde había salido esa tipa que le daba a 'me gusta' en todos sus comentarios.
Era culpa mía. Le había dejado tanto hueco en mi vida que ahora sacarle de ahí suponía quedarme vacía. ¿Y si no volvía a encontrar a nadie?. ¿Y si no volvía a sentir lo mismo?. Pánico. Y el pánico se convertía en pesadillas y sobre las cinco de la mañana me despertaba angustiada y con ganas de pedirle perdón por cualquier cosa, de volver a conformarme con el pan duro… no fuera que luego no hubiera ni pan.
Era culpa mía. Le había dejado tanto hueco en mi vida que ahora sacarle de ahí suponía quedarme vacía. ¿Y si no volvía a encontrar a nadie?. ¿Y si no volvía a sentir lo mismo?. Pánico. Y el pánico se convertía en pesadillas y sobre las cinco de la mañana me despertaba angustiada y con ganas de pedirle perdón por cualquier cosa, de volver a conformarme con el pan duro… no fuera que luego no hubiera ni pan.
Hasta que un día, mientras me torturaba preguntándome cómo podía ser tan débil y qué clase de
problema tenía yo en la cabeza para no conseguir pasar página, alguien me lo dijo: gripe sentimental.
Dicen que
una gripe dura una semana con antibióticos y sin antibióticos siete días. Esto es, nada sirve de nada. Hagas lo que
hagas por intentar no sufrir, toca pasarlo.
En mi
caso yo estaba dopada a base de “tienes que animarte”, “tienes que dejar de darle
vueltas”, “tienes que olvidarle”, “tienes que estar bien”… Hasta que entendí QUE
NO... Que no hay que estar bien. Ni caso. Sencillamente porque no se puede.
La cosa
es que con la clásica gripe uno tose, estornuda, tiene fiebre… Los síntomas
saltan a la vista y con ellos la gente entiende que quien padece la enfermedad no
puede “estar bien”. A nadie le dicen “pasa ya de la fiebre” u “olvídate de tus anginas”. Todo lo contrario, de hecho hasta uno mismo deja de exigirse.
Por eso cuando se padece gripe sentimental, aunque la enfermedad no se vea se
tiene. Y merece la pena seguir la misma receta.
5 cosas que no curan pero
pueden aliviar algunos síntomas:
1. Si luchas
sufres el doble. Luchar
contra la “gripe sentimental” provoca
agotamiento. Si aceptas que estar triste es
lo normal te desgastarás menos.
2. No exigirse. Lo mejor que uno puede hacer es tratarse como si tuviera
fiebre. Tomar vitaminas, sopas calientes, dormir mucho, ver pelis, ir al gimnasio,
llamar a esas personas que hace tiempo no ves, elegir una novela… Y en
definitiva, cuidarse.
3. No compararse. Puede que ahora él o ella (el otro) esté tan pancho, y
dentro de unos meses le de el bajón. No es más débil quien siente antes o
siente con mas intensidad, lo importante es aceptar que ocurre y que si te toca
gripe hay que pasarla.
4. No fingir. Entre los síntomas está la hipersensibilidad, todo
afecta más, así que es mejor advertirlo, que la gente cercana lo sepa y pueda
ayudar. Llorar es bueno y alivia, ¿para qué reprimirlo?. Hay que llorarlo todo
para dejar de llorar.
5. Actualmente hay 3.514.500.000
mujeres en el mundo. Si pensamos que esto le pasa a la mayoría y que ocurre varias veces a lo largo de una misma vida, se ve claramente que no es algo personal. Simplemente ocurre,
como la gripe ;)
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